Saturday, June 21, 2014

Puzzle: Gambler’s ratio

There is a rather dark bar called “Der Brocken”, near the “Mystery Spot” in Santa Cruz. Last Friday night as I went by I noticed a strange shadow cast by the bar on the surrounding fog. I went in and ordered some fish, which the barman assured me was second grade fresh. As I was nursing a masterly margarita, a strange person materialized next to me, with one dead grey eye, one piercing yellow eye and very arch eyebrows. He introduced himself as Wolande. Wolande was rubbing his knee with one hand, and with the other, he was playing with a rather odd-shaped coin, which looked like an asymmetric double convex lens.

From what I could see, on one side it had the image of a head on a platter, and on the other, words that began with, “There is a rather dark bar called …”. At times the coin itself appeared to be the platter, with the head presented on it. As Wolande tossed the coin in the air, it not only tumbled but also seemed to shrink as it rose and expand as it fell, vanishing entirely sometimes as it moved upwards and then after a short time reappearing moving downwards at the same height. As I looked at it I had an odd sensation of imbalance, as if I was tilted and should fall out of this world, but there wasn’t any particular direction I was leaning towards.
Wolande asked me if I was a gambler, and when I said I was, he offered me a wager. When I asked if it was fair, Wolande replied cryptically that I could make it so. So without thinking, I accepted – yes, yes,  jumping in headfirst where angels fear to tread and a fool and his money … . Wolande explained: “So it is on. I’ll wager a thousand prutot, no, thalers -- wait, nowadays you call them … dollars, don’t you? --  on the toss of this coin, if it lands tail up, you win the thousand dollars, if it lands head up you lose the amount you wager.”
“Is it a fair coin?”, I asked, “It doesn’t look it.”
“Oh what an enchanting question!” Wolande replied, “Of course not! But, this much I can tell you, the odds against your winning are numerically the same as your probability of winning. Now, you can wager what you want, and if it is fair to me I’ll accept it. I’ll toss in the respect and credibility of your colleagues on the 3rd floor, and then we’ll toss the coin.”
A sense of premonition hit me as Wolande continued, “But if your wager is not fair to me … I’ll keep your soul.”
1. How much would you have wagered, in dollars, correct to a cent?                                   
2. What book inspired this puzzle?

Alesandra

Hola, buenas tardes, ¿cómo está Ud.? Lo veo siempre trabajando.

Pues, no, solo los jueves por la tarde me puedo quedar aquí  trabajando hasta tarde.

Bueno, ya mañana es viernes y se puede descansar el fin de semana, va a hacer algo divertido?

Voy a pasar el día del padre con mis hijas y amigos.

Ay sí, como no tengo padre ya, no pienso en el día del padre.

Lo siento! ¿Ud. tiene hijos? Les debe ayudar a celebrarlo con su padre.

Si, tengo un hijo, varon, esta con su papa el Domingo. No estamos juntos su papa y yo, pero llevaré a mi hijo al mall para que le compre un regalo. Pero los hombres son muy malos.

Hay de todo, ¿no?

Es que he tenido muy mala suerte con los hombres. Me casé en Méjico a los diecisiete años.

¡Uyy que joven! (En este momento empezé a apuntar.)

Lo conocí  un sábado y para el martes ya nos habíamos casado. Quería huir de casa, no podía mas. En casa mi padre y mis hermanos me pegaban. Golpes muy fuertes. Yo sólo quería ir a vivir con él, como pareja de hecho, pero él insistio que así no, nos teníamos que casar, entonces nos casamos por lo civil y fui a vivir con él. Era un celoso, me empezó a pegar, me golpeaba, me rompió la clavicula intentando sofocarme. Yo era muy pueblerina, le preparaba la comida, lavaba la ropa, planchaba, limpiaba la casa. Le servía la comida como a un rey. Y el me pegaba, era un celoso, también pegaba a los perros. Como niña veia a mi padre siempre pegar a mi madre, pensaba que, verdaderamente sin pensar, así es la vida. Mi esposo me mantenía, y entonces yo pensaba que él tenía el derecho de tratarme como esclava, de pegarme, pertencía a él.

¿Y qué pasó?

Un día me fui. Decidí venir aquí y cruzé la frontera.

¿De que parte de Méjico es?

De Pachuco.

¿Pero está en el sur, no? ¿Como llegaste hasta aquí?

Es una larga historia, lo pase muy mal … pero logré llegar aquí.
Me la puede contar?

Es para otro día. A las niñas y las mujeres nos pasa lo peor. No puedo aguantar que me toque nadie, que me abrazen.

Si le resulta dificil hablar podemos dejarlo, perdone que le haya obligado a contar su historia tan dolorosa.

Me interesa que Ud. tiene interés en mi historia. Ahora la puedo contar, con la ayuda de la comunidad y los medicos.

Aquí conocí al padre de mi hijo, es de Guatemala. No me pegó, pero, me ponía los cuernos, Ud. Lo entiende, los cuernos?

Sí.

No solo una vez, muchas veces, lo cache con mujeres, yo le amaba, estaba enamorada de el, lo cacheaba, lloraba, pensaba suicidarme. Le digo a Yésica, la muchachita, ella me pregunta sobre mi vida, que hubiera preferido no haber nacido, los males que me han pasado en la vida. Tengo un hermano mayor y una hermana menor, y los dos me trataban mal.

Quizas ella tomaba la parte de su hermano y no el suyo para protegerse, para que no se convirtiera en victima ella misma le victimizaba a Ud.

(Ignoró mi comentario teórico y --me doy cuento ahora-- estúpido e insensible)
Ella le chismeaba de mí, que había salido con el novio, entonces cuando volvía a casa mi hermano me pegaba. Mi mamá era como sirvienta en casa, siempre trabajando, pero yo pensaba que era justo, ya que mi padre le mantenía. Mi familia no tiene educación, pero yo no quise vivir así. Estudiaba enfermería por las tardes, despues de trabajar durante el día como sirvienta. Mi hermano mayor se dedicó a robar, mi hermana se casó, se ha llenado de hijos, muchos hijos. Ahora me tienen envidia, de mi vida, de que viva aquí. Mi madre era muy cruel, pero la mantengo, tiene ya ochenta y cuatro años. Ahora no les guardo rencor, les ayudo economicamente, soy la única de la familia que vive aquí y cuando necesitan dinero se lo mando.
He vivido una vida muy dura, me han pasado cosas muy malas, estaba al borde de la muerte, me he pensado suicidar, si tuviera otra oportunidad de vida no lo querría. Pero soy afortunada, vivo aquí, aquí hay leyes, no como en Méjico. He tenido un hijo, mi hijo es un milagro, un milagro de Dios porque yo no podía tener hijos. …
No le quería dar pena a Ud.

Perdoname a mi que le haya hecho revivir esos asuntos. Quiero pedirle permiso para escribir su historia y quizas publicarla en un blog para amigos, cambiando el nombre, pos supuesto. ¿Le parece bien?

¡Claro que sí! No hace falta cambiar el nombre.

¡Muchas gracias! ¿Se la mando para que la lea y redacte?

(Una pausa, y luego penosamente dijo:) 
No, no la quiero leer, confío en Ud. Me ha gustado platicar con Ud. Voy a seguir con la limpieza de la oficina.

¡Adiós, hasta mañana!